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Combustible a partir de dióxido de carbono

energia-limpiaSe ha inventado un nuevo método, muy eficaz, para convertir dióxido de carbono (CO2) en metanol, el cual puede ser usado como combustible de bajas emisiones para vehículos.

Durante muchos años, la comunidad científica ha estado buscando una manera eficaz de convertir el dióxido de carbono en metanol en un solo paso, y con un consumo energético bajo. En presencia de oxígeno, la combustión del metanol produce CO2 y agua. Los químicos han buscado catalizadores capaces de revertir esta reacción química. Disponiendo de tales catalizadores, sería factible disminuir de manera notable las emisiones de gases de efecto invernadero, obteniendo al mismo tiempo un combustible que reduciría la dependencia que la humanidad tiene de los combustibles fósiles, cuyas reservas naturales inexorablemente se agotarán, o por lo menos se reducirán tanto que ya no será rentable su extracción.
El catalizador desarrollado por el equipo del profesor Frédéric-Georges Fontaine de la Universidad Laval en Quebec, Canadá, está hecho de dos productos químicos. El primero es un compuesto de boro, carbono, e hidrógeno. El segundo es un compuesto de fósforo, carbono, e hidrógeno. Al contrario de lo que ocurre con la mayoría de los catalizadores desarrollados hasta el presente para convertir CO2 en metanol, el nuevo catalizador no contiene ningún metal, lo que reduce los costos y su toxicidad.
A Fontaine y sus colaboradores se les ocurrió la idea de usar un compuesto llamado hidroborano, y los resultados han sido espectaculares. La reacción lograda es hasta dos veces más eficaz que la obtenida con cualquier otro catalizador conocido, y produce muy pocos residuos. Otra cualidad atractiva es que la reacción química no daña al catalizador, el cual puede reactivarse agregando más sustrato.
Los investigadores trabajan ahora en formas de abaratar lo suficiente el proceso, sobre todo en lo que se refiere al coste del hidroborano.
En el trabajo de investigación y desarrollo también han intervenido Marc-André Courtemanche y Marc-André Légaré, de la Universidad Laval, así como Laurent Maron de la Universidad de Toulouse en Francia.
Fuente: scientiaetec
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