Los gases renovables, claves en la transición energética

La transición energética es, quizás, el mayor desafío al que se enfrenta este sector durante mucho tiempo. Un proceso intenso de cambio que, a grandes rasgos, se traduce en el paso de una economía asentada en energías tradicionales a otra en la que predominen energías menos nocivas para el planeta.

En este contexto, el gas natural va a seguir teniendo un rol clave, fundamentalmente en la industria, que representa el 60% del consumo de gas en España. Actualmente hay sectores industriales y algunas áreas del sector transporte para los que la electrificación no es una solución: tienen unas necesidades de potencia y poder calorífico que la electrificación no puede cubrir. En estos casos, el gas natural es una energía insustituible.

Por su versatilidad y su alto poder calorífico, es fundamental para sectores económicos tan relevantes como los de la metalurgia, la química, el refino, el papel o los materiales para construcción. Solo en 2018, la demanda de gas natural en la industria en España creció un 4% y desde 2014 un 15%.

En el transporte, fundamentalmente marítimo y pesado, el gas natural es una alternativa sostenible a los combustibles tradicionales para la mejora de la calidad del aire de las ciudades y el cumplimiento de la normativa medioambiental. En el caso del transporte marítimo, el gas natural licuado (GNL) es la única alternativa realista y sostenible. Permite reducir las emisiones de NOx en torno a un 80-90%, las emisiones de dióxido de carbono un 20-30% y las de SOx y partículas prácticamente en su totalidad con respecto a los combustibles tradicionales.

Actualmente, Enagás coordina los proyectos Core LNGas hive y LNGHIVE2 para impulsar el uso del GNL en el transporte, especialmente marítimo. Además, ha realizado la adaptación técnica de sus plantas de regasificación para que puedan ofrecer nuevos servicios logísticos, como el small scale y el bunkering -repostaje de gas a barcos como combustible-.

Asimismo, Enagás está poniendo especial atención en los nuevos gases renovables, como biometano o hidrógeno, ya que se presentan como un vector energético de futuro en el proceso de descarbonización y en el desarrollo de una economía circular. En particular, el hidrógeno puede ser la gran disrupción en el ámbito del almacenamiento energético de origen renovable. Además, puede transformarse en varias formas de energía y puede ser transportado y almacenado en la red de gasoductos ya existente.

En los últimos tiempos, Enagás ha firmado acuerdos en el ámbito del hidrógeno con firmas como Repsol o Redexis

En el ámbito del hidrógeno, la compañía ha firmado diferentes acuerdos, entre los que destacan los alcanzados con Repsol o Redexis. En el caso de Repsol, ambas empresas desarrollan una tecnología de producción de hidrógeno renovable, con el objetivo de que, a medio plazo, lo incorporen a sus respectivos negocios, mejorando la sostenibilidad y la eficiencia.

Con Redexis, Enagás ha creado H2Gas, cuyo objetivo será el desarrollo tecnológico y la promoción de infraestructuras de producción y transporte de hidrógeno generado a partir de energías renovables.

El biogás es un gas cuyo origen está en los residuos sólidos urbanos, aguas residuales y residuos agrícolas, ganaderos y forestales. Tras un proceso de limpieza y separación del dióxido de carbono, se convierte en biometano, un gas totalmente renovable y apto para ser transportado por los gasoductos.

Según un estudio de Ecofys para Gas for Climate, la utilización de la utilización de gas renovable en las infraestructuras gasistas existentes para sistemas de calefacción de edificios, producción de electricidad gestionable como complemento a energía eólica y solar y como combustible en el transporte pesado rodado, permitiría un ahorro de unos 140.000 millones de euros anuales a partir de 2050, comparado con un hipotético escenario energético futuro en el que no esté presente el gas.

Los gases renovables tienen múltiples aplicaciones: además de para la producción eléctrica, también se pueden usar como combustible para el transporte, en la industria y en los sectores residencial y comercial. Presentan la ventaja de que son fácilmente almacenables, a diferencia de la energía renovable eléctrica.

Eficiencia energética

Enagás lleva años apostando por la eficiencia energética como vía para reducir las emisiones y, en este contexto, ha llevado a cabo diferentes proyectos innovadores. Gracias a estas iniciativas, la compañía ha conseguido reducir un 30% su huella de carbono en el periodo 2016-2018 respecto a 2013-2015.

En la actualidad, aplica medidas de eficiencia energética en sus infraestructuras y apoya a startups como E4Efficiency, dentro de su programa de emprendimiento corporativo e innovación abierta, Enagás Emprende. E4Efficiency desarrolla -junto al Puerto de Huelva, Enagás y HuelvaPort- un proyecto basado en el aprovechamiento del frío residual que se produce en el proceso de regasificacion de la planta de Enagás en Huelva para la refrigeración de mercancías del puerto. Esta iniciativa permite un ahorro superior al 50% en costes de energía, así como un ahorro del 90% en la huella de carbono. Son muchos los esfuerzos que Enagás está dedicando para avanzar en el proceso de descarbonización, luchar contra el cambio climático y alcanzar una transición energética productiva para el bienestar y la eficiencia de nuestro país.

Fuente: eleconomista.es

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