El alcalde de Granada apuesta por diseñar «una gran alianza metropolitana» para mejorar la calidad del aire
Cuenca anuncia en un desayuno informativo organizado por Nedgia e IDEAL que se reunirá el 7 de febrero con los alcaldes del Cinturón para planear medidas contra la polución
El alcalde de Granada, Francisco Cuenca, anunció ayer que se reunirá con los alcaldes del área metropolitana el próximo 7 de febrero para diseñar «una gran alianza metropolitana» para mejorar la calidad del aire. El primer edil de la ciudad avanzó en un desayuno informativo organizado por Nedgia e IDEAL que tiene previsto plantear medidas que afectan a los municipios del Cinturón para abordar el grave problema de la contaminación con una perspectiva supramunicipal. En su opinión, es necesaria la «coordinación» y el «compromiso» de las tres administraciones con competencias en esta materia –ayuntamientos, Junta de Andalucía y Gobierno central–. «Este ayuntamiento tiene que actuar adoptando medidas a su alcance, pero debe quedar claro que la responsabilidad excede de la competencia municipal y la solución pasa por la implicación de todas las administraciones y el área metropolitana en su conjunto», valoró Cuenca en una cita a la que asistieron, entre otros, la alcaldesa de Armilla, Dolores Cañavate, el alcalde de Ogíjares, Francisco Plata, y el gerente del Consorcio Metropolitano de Transportes, Christian Muñoz.
Hasta el momento la capital ya ha adoptado una batería de veinte medidas a lo largo del último año entre la que destaca la instalación de once pantallas instaladas en los centros municipales para informar de la calidad del aire y mostrar las imágenes tomadas por una cámara en Cerro Aceituno que muestra la boina de contaminación de la ciudad. En paralelo, se está desarrollando una ordenanza medioambiental y se ha concretado un plan de riego de las calles en aquellas zonas con más contaminación. El área de Licencias también tiene sobre la mesa instrucciones para que se exijan prácticas que moderen la emisión de partículas a la atmósfera, el ministerio de Fomento también deberá responder a la petición del Ayuntamiento de Granada de reducir a 90 kilómetros por hora la velocidad en la Circunvalación y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir cuenta también con una propuesta para la renaturalización del río Genil a su paso por la capital «para uso y disfrute» de los granadinos y mejorar la calidad ambiental. La ciudad también está avanzando en la instalación de una red de recarga de vehículos eléctricos que comenzará en los edificios municipales, se ha consolidado la celebración del ‘Domingo sin Coche’, concentrado por el momento en la calle Recogidas. También se ha realizado un inventario de más de dos mil calderas con la intención de conocer su impacto en la calidad del aire y llevar a cabo propuestas para su sustitución o renovación.
En esta última parcela es en la que Nedgia puede ejercer un papel «clave» para «garantizar la calidad y seguridad del suministro en todos los sectores y desarrollar el uso del gas de origen renovable» con «tres beneficios fundamentales: el elevado respeto ambiental; la eficiencia, competitividad económica y estabilidad de precios; y la seguridad de suministro». Nedgia aspira en Andalucía a ser un «agente dinamizador» de los sectores productivos de la región, «facilitándoles una energía eficiente desde el punto de vista económico y ambiental». Francisco Torres, director de Desarrollo de Nuevos Negocios en Nedgia, explicó ayer que solo en Granada existen más de 900 calderas comunitarias que utilizan otros combustibles y si se ‘pasaran’ al gas natural se dejarían de emitir a la atmósfera 72.500 toneladas de dióxido de carbono al año –lo que equivaldría a plantar casi 900.000 árboles o que dejaran de circular anualmente más de 14.100 vehículos diésel–.
En paralelo, Nedgia está apostando en los últimos años por el gas renovable como herramienta para seguir utilizando esta fuente energética con una perspectiva más ambiental. La compañía gasista se encuentra realizando una importante apuesta en el desarrollo de un gas neutro de emisiones de dióxido de carbono y que una vez inyectado en la red puede ser utilizado directamente en los hogares, comercios o vehículos. Ese ‘gas renovable’ –que ya una realidad en muchos países de Europa– «se está introduciendo también en España». Se basa en los residuos orgánicos, la basura que se produce en las casas, las depuradoras de agua o las actividades industriales, agrícolas o ganaderas, que al descomponerse generan biogás, que puede utilizarse para producir energía. Se trata de un sistema similar al que se utiliza desde hace más de una década en el antiguo vertedero de Víznar. «Cuando este biogás se somete a un proceso de limpieza y enriquecimiento llega a alcanzar características similares a las del gas natural. Por ello se le llama gas renovable, porque se produce de manera continua e inagotable y su fruto es el aprovechamiento de residuos generados en actividades inherentes al ser humano», algo que permite «englobarlo dentro de la economía circular, con las ventajas económicas y medioambientales que ello supone».
Con esta perspectiva coincidió Montserrat Zamorano, catedrática del área de Medio Ambiente del departamento de Ingeniería Civil de la UGR y responsable de Proma, una empresa centrada en el desarrollo de tecnología y conocimiento para la toma de datos y aplicación de resultados para el ciclo integral del agua, el ciclo integral de la gestión de los residuos, la movilidad urbana y la eficiencia energética. Zamorano argumentó que para dar una solución al problema de la contaminación «hay que tomar medidas a gran escala que van a afectar a un modelo económico que debemos ir transformando». Para ello, añadió, hay que sacar el máximo valor «a todas las materias primas, fomentando el ahorro de materias primas y energía» y planteó que el ‘gas verde’ (biometano) que procede del tratamiento de residuos es una buena alternativa «al gas actual» ya que es un «combustible que es flexible». La catedrática universitaria añadió que todavía hay que avanzar en este sentido, pero aseguró que se percibe «un aumento en la conciencia de que el biometano puede ser una opción». Zamorano, que hizo referencia a un panel de trabajo realizado con 35 expertos, concluyó que se debe tender a la «descarbonización» del sector energético y «la posibilidad de utilizar biometano es una opción que genera una serie de beneficios favorables».
Movilidad
La apuesta de Nedgia por la transformación de las más de 900 calderas de la provincia que utilizan otros combustible no es la única medida con la que cuenta esta empresa para mejorar la calidad del aire. Francisco Torres añadió ayer que la movilidad «con gas natural es una solución para el presente» para lo cual es necesaria la creación de gasineras a lo largo de la provincia, Andalucía y España. El guante lo recogió José María Chamizo, director de Desarrollo de Negocios de Gas Natural de Iveco, quien pidió que no se demonice al transporte, al que calificó como la «máquina de trabajo» que hace posible que luego los consumidores vayan a comprar. Chamizo, no obstante, añadió que existe un «problema medioambiental» que en Granada «es visible» para el que una de las soluciones es el uso del «gas natural vehicular».
Utilizado como carburante, el gas natural mejora calidad del aire, ya que reduce en más de un 85% las emisiones de óxidos de nitrógeno y en casi el 100% las partículas en suspensión, principales contaminantes que afectan a la salud humana, y a nivel global, hasta en un 30% las emisiones de dióxido de carbono, principal gas de efecto invernadero. Además, los motores de gas natural producen hasta un 50% menos de emisión sonora y vibraciones que los motores diésel. Más allá de las ventajas ambientales, el gas natural es un combustible muy competitivo desde el punto de vista económico si se compara con el gasóleo y la gasolina, ya que se pueden lograr ahorros de entre el 25% y el 50%, en función de la solución adoptada. Según datos de la Asociación Ibérica de Gas Natural para la Movilidad (Gasnam), las matriculaciones de vehículos propulsados por gas natural aumentaron un 112% en 2017.
Fuente: ideal.es
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