Un sistema conecta a los vehículos entre sí y alerta de atascos o accidentes
La comunicación V2V se basa en la transmisión de datos a través de frecuencias de radio en una banda específica. Pero la transmisión se complica por el hecho de que tanto el transmisor como el receptor están en movimiento – y por las ondas de radio reflejadas, o ecos de radio, que rebotan de los objetos que pasan. Estas variables pueden distorsionar la señal, provocando errores en los datos.
Los nuevos modelos tienen en cuenta el movimiento del transmisor y el receptor, pero los modelos anteriores también lo hacían. Los modelos anteriores también abordaban el problema de los ecos de radio en la comunicación V2V mediante la incorporación de una distribución uniforme de objetos que rodean a cada vehículo.
Sin embargo, este enfoque no capturaba con precisión muchos escenarios de comunicación V2V del mundo real. Otros modelos usan distribuciones reales de objetos, pero ello requiere potentes ordenadores para que calculan cuidadosamente las contribuciones de cada objeto.
Los investigadores se dieron cuenta que la mayoría de las carreteras están llenas de objetos situados de forma paralela a la carretera en sí, como árboles, estaciones de servicio o coches aparcados.Esto significa que los objetos que pueden reflejar las ondas de radio no se distribuyen de manera uniforme en todas las direcciones.Al tener en cuenta esta distribución de objetos, los investigadores fueron capaces de crear un modelo que describe con mayor precisión cómo se verán afectadas por el entorno las señales de radio. Esa información puede ser utilizada para ajustar la señal de transmisión, para mejorar la claridad de la transmisión de datos. Además, el modelo es relativamente fácil de calcular y no requiere un ordenador potente.”Queremos seguir perfeccionando el modelo, pero el siguiente paso es la incorporación de esta información en la tecnología V2V para mejorar la fiabilidad de estas señales”, adelanta Stancil.
En otros casos, el objetivo es muy claro: que los propios coches se organicen por sí mismos, incluso de forma independiente respecto a los conductores. Por ejemplo, esta investigación del Instituto Fraunhofer alemán.
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